Tuesday, March 20, 2012

Comúnmente únicos

Nos creemos únicos. Es casi como una ley de la naturaleza. Ya sea individualmente o colectivamente, siempre intentamos diferenciarnos del resto de alguna forma especial. Todos creemos ser inteligentes, lindos, buenos. Y cuando nos vemos enfrentados a una nueva concepción ética que integra a un grupo que se percibe como distinto a nosotros, de esa forma expandiendo nuestra esfera de consideración moral, entonces intentamos refugiarnos en alguna característica que nos una como tribu y nos haga superior a los demás. ¿Pero acaso tener una característica única significa que esa característica es superior?

"Estos son humanos. Por lo general, son inofensivos, pero si les quitas la comida o te burlas de sus creencias se pueden volver MUY agresivos".



¿Qué significa tener algo único? La respuesta es trasparente: tener algo que nadie más tiene. Entonces, en el caso de los humanos, ser únicos significa que poseemos características que ninguna otra especie posee. Si bien es cierto que se puede mirar desde cierta perspectiva al ser humano y encontrar algo único, el Homo sapiens promedio tiende a exagerar el grado o la cantidad de características que los vuelven únicos. E incluso si fuera cierto que somos únicos, la caracterización viene de muy cerca: somos juez y parte en decidir qué equivale a ser único y qué cosas únicas son más valiosas.

No es mi intención analizar en este post a cabalidad todas las características que comúnmente se le atribuyen a los seres humanos como únicas: lenguaje, pensamiento lógico, moralidad, posesión de alma, hechos a imagen y semejanza de Dios. Sólo diré brevemente que existe evidencia de que la moralidad está presente a lo largo y ancho del reino animal [1][2]. Además existe cierta lógica evolutiva de por qué esto debiera ser así. Por su parte, el alma y Dios son temas que no competen a la ciencia ni a un discurso racional o acorde al siglo 21, por lo que creo que esos debates son para la Iglesia y no para el discurso en sociedad civilizada. El pensamiento lógico está ampliamente documentado en otros animales [1], y una creciente pila de evidencia apoya la idea de que los humanos somos irracionales una gran parte del tiempo. En cualquier caso, no me crean a mí sobre eso, investiguen.

 
El caso del lenguaje es diferente. Como lingüista, me veo obligado a admitir que la evidencia apunta a que sólo nosotros poseemos algunas cualidades del lenguaje humano que ninguna otra especie posee. Seamos claros al respecto. Los demás animales también se comunican entre sí (de hecho, la comunicación es ubicua a lo largo de todos los reinos de la naturaleza, vegetal, animal,.incluso bacterias y células se comunican entre sí) y no me parece del todo errado hablar de lenguajes específicos para otras especies, como abejas (cuya comunicación está muy bien documentada), ballenas, lobos, etc.




Pero también es cierto que el lenguaje humano tiene ciertas características que lo diferencian del resto de lenguajes. Y aquí hay que entender que el lenguaje humano es una colección de distintos fenómenos que trabajan entre sí, a nivel físiológico, y también neurológico. Es como una muñeca rusa, con distintas capas de fenómenos que se retroalimentan. Y en este sentido creo que una de las cualidades que no se haya presente en el lenguaje de otros animales es la recursividad: la capacidad de usar un número limitado de recursos para producir un número ilimitado de mensajes (Ejemplo de esto es una frase como "Juan me dijo que María vio que Luis le gritó a Sara que obligara a Francisco a contarle a Ingrid..." etc).

Por supuesto, cabe mencionar brevemente que la recursividad en la naturaleza no la "inventó" el lenguaje humano. Por ejemplo, en la naturaleza se pueden encontrar algunos ejemplos de 'fractales naturales' como el siguiente brócoli (pero también algunos ejemplos son el ADN, los copos de nieve, algunos cristales):




Lo importante del argumento sobre la supuesta "singularidad" o "exclusividad" del humano, o si se quiere de su supuesto monopolio sobre el capital de lo que significa ser "único", es falso. Si lleváramos al estrado a representantes de otras especies animales ellas podrían defenderse exactamente de la misma forma. El representante de los elefantes diría que ninguna otra especie tiene una extremidad tan útil, delicada, fuerte y majestuosa como su trompa; el de las ballenas diría que ningún otro animal se puede comunicar a través del océano por medio de sonares como lo hacen ellas; el de los pandas diría que ningún otro animal podría alimentarse sólo de bambú, a pesar de ser un carnívoro; el gusano de seda, que nadie más produce seda; la araña que nadie teje como ella; los castores dirían que sus represas no tienen parangón; a lo que las termitas responderían que sus montes-casa son incomparables. Probablemente, el representante de los tardígrados (osos de agua) apuntaría, correctamente, que nadie como ellos puede sobrevivir en el espacio, soportar radiación, calores y fríos extremos; la Turritopsis nutricula gritaría que su especie es la única inmortal (aunque quizás los tardígrados reclamarían); y, evidentemente, la jirafa diría que ningún otro animal terrestre es más grande.

¡Y claramente el reino vegetal diría que ellas no necesitan comer para sobrevivir!

Soy única

La valoración que hacemos de cualquier cualidad humana, inteligencia, lenguaje, moralidad, etc, es posterior al hecho de que la poseemos. Es una racionalización post-hoc: debido a que la tenemos, la valoramos como superior. Sería idéntico a que yo, dado que mido más de 1,70mts, proclamara que soy superior porque mido más de 1,70mts. O supongamos una analogía más apropiada. Supongamos que el humano más inteligente del mundo dijera que todos los demás somos basura y que él es único. A nadie le gustaría y todos encontrarían agujeros en su razonamiento. Lo más obvio sería que nadie aceptaría que la inteligencia se puede medir de esa manera, pero cuando se trata de otros animales, nadie parece tener problema.

Los humanos somos una especie más, adaptada a un ambiente particular, que evolucionó de cierta manera adaptándose al medio social, psicológico, climático, etc, que le tocó vivir. En la evolución no hay 'mejores' ni 'peores', sólo adaptaciones específicas a ciertos medios. Si una girafa no puede hacer matemáticas eso no la descalifica como sujeto poseedor de derechos, tanto como que más de la mitad de los humanos sea un asco en matemáticas no los descalifica como poseedores de derechos. Y cuando se trata de 'originalidad' o de que una especie sea 'única', eso no guarda relación con el respeto que pueda merecer. Curiosamente, cuando todos somos únicos, nadie lo es.

No dudo que existan maneras de argumentar que cada uno de nosotros es único en cierta forma particular, pero el salto de ahí a decir que esa manera de ser especial nos vuelve superiores es lógicamente inválida. Es más, entre humanos, es un argumento que es de mal gusto. Pero cuando se trata de otros animales hacemos el salto sin pensarlo dos veces: somos únicos en X cosa y, por ende, podemos hacer lo que queramos con otros animales, por ende ellos no merecen respeto. No puedo evitar pensar en esa señora que me dijo en la calle que porque los humanos tenemos "esto" (y, afortunadamente, me tocó la sien al hacerlo), eso nos diferencia del resto de los animales y, dejó implícito que eso nos valida para explotarlos. Le respondí que entonces su postura permite comer bebés y humanos en coma, tras lo cual sólo se rió y se fue. Despúes de todo, la señora no tenía mucho de "esto" en mi opinión, pero sin dudarlo no me la pienso comer.

En resumen, creo que así como se considera egocéntrico pensar que uno es único, especial y superior, debe ser considerado especista suponer que los humanos como conjunto somos únicos, especiales y superiores.

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